Voy a
desacelerar su verdad y olvidar,
aunque sea
por un instante, todo pasado.
Voy a relegar
sus proyecciones
guarecido,
mientras una sola afección
pulula
fragmentos de lo que no quiero ser.
Voy a
mentirlo frente a un jurado de enfermos lectores
e injuriar
su rancia figura de poder.
Voy a
disolverlo en el cuerpo de unas palabras
que
penetran en los impulsos pulsados
por dedos
que actúan como fecundos tentáculos
de un
animal en cautiverio.
Voy a
vomitarlo con la algarabía de los días
que no
tiene solución ni voluntad de ser resuelta
entre los
caños de escape de un taxi.
Voy a
mancharlo con frascos de nitroglicerina
para ser
más propenso de incendiarlo con fuego
como
papelillos de liar.
Voy a
considerarlo artista de mi propia voz
porque en
el jolgorio de antenoche
los perros fracasaron
en acoplarse a las musas.
Me voy a
sentar a escribirlo en historias,
fragmentos
asfixiados que quieren extenderse
por
galaxias aún no descubiertas.