Epitafio

Conjurar con el olvido
la continuidad del río
y escuchar
cómo las cosas
nos reclaman
una presencia impropia.

La poesía no muere

la poesía es el comienzo incesante
del sabor ácido de un veneno

se diluye en la garganta
para volver a bullir
como gárgara
volcánica
apedreando la respiración
y la sangre
de quien cree
que cada instante
puede volverse
una eternidad
o que cada cuerpo
al morir
se esparce
en miles.