La poesía no muere

la poesía es el comienzo incesante
del sabor ácido de un veneno

se diluye en la garganta
para volver a bullir
como gárgara
volcánica
apedreando la respiración
y la sangre
de quien cree
que cada instante
puede volverse
una eternidad
o que cada cuerpo
al morir
se esparce
en miles.