Estallan luces
vertientes
en la montaña
desfiguradas
entre sonidos
de la noche
mientras
mi sombra
reconfigura el
cemento
como pez de terciopelo
fugándose
del garzo amo
y chapotea
el roquedal
de
acequia
mientras
nadie
está
para
escuchar plagas traicioneras
palabras de un amigo
que se
pierde una vez más
más allá de la frontera del mar
en silencio
otra vez
más
con dolor y en soledad
me quedo
con las
luces de mi ausencia
que
estalla caminando
y se deja atravesar
por ilimitados
recuerdos
en consonancia vibrátil
con la estrella oriental.