Volver de noche
Acunado por el traqueteo de las ruedas sobre el asfalto, despierto con la sensación de estar aterrizando en un avión. Los primeros golpes que da una tripulación al tocar tierra. Caigo en la cuenta de lo onírico inmiscuido en la percepción consciente y me despabilo. Imaginar. Abro la cortina y veo el cielo estrellado de la pampa. En la lenta vuelta que atraviesa la noche, me permito asimilar la suspensión de los días. La pluma se arrima a la respiración del viento cuando acaricia al suelo y el vasto paisaje vuelve a nuestro trazo una soledad íntima.